Era el cumpleaños de Benito. Le faltaban aproximadamente veinticuatro pasos para llegar a casa, y cuando los hubo completado, se detuvo frente a la entrada mientras sacaba el llavero del bolsillo derecho de su chamarra. Entonces introdujo la llave en la cerradura, giró suavemente la muñeca, abrió lentamente la puerta para evitar el molesto rechinido de las bisagras y en dos pasos entró a la casa. Encendió la luz y ¡Sorpresa! Otra vez nadie había venido a su cumpleaños.
4 comentarios:
¡pobre benito!..... eso pasa, cuando lo esperas ¡nada! y a veces cuando te resignas.. ¡sopresa!... ¿por qué será asi la vida?
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Felicitaciones nuevamente.- Pocas palabras para un relato excelente.-
Excelente relato, corto y preciso , me gustó aunque tenga un descenlace triste.
Cariños.
muy bonito y muchas veces muy cierto...
ya ta con la soledad
Salud
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Poesía y Libertad
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